sábado, 4 de febrero de 2012

El día y la noche

O lo que es lo mismo: los putos cambios de turno. Hay empresas en las que te mantienen el turno y no te lo cambian, te dejan de mañana, de tarde o de noche (si es que hay ese turno, que cada vez son menos. Se llevan los turnos de noche, que en España salen muy caros, a Panchilandia, que les sale tirado) por los siglos de los siglos, y si tu necesitas cambiar de turno- porque has tenido un niño y no tienes quien te lo cuide hasta que sales del trabajo, porque tienes que cuidar a una persona mayor, o por lo que sea- no hay cojones de hacerlo. Los cambios de turno se conceden con cuentagotas. 
En cambio, hay empresas en las que te rotan el turno y te hacen putadas como: esta semana estás de noche, descansas un día y entras a las ocho de la mañana. Toma. Pa ti. Te tiras los tres primeros días del turno de mañana como el novio zombi de Alaska. Menuda mierda. Y la semana siguiente puede que sigas de mañana, o puede que te pongan de tarde. Y la gente traga, porque ya le da igual que le pongan de mañana, de tarde, de noche o turnos partidos. Con tal de que no nos pongan en la cola del paro, ya nos vale.

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